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Imagen que representa el impacto positivo de la inteligencia emocional en la vida diaria

La inteligencia emocional y la importancia de cultivarla

La inteligencia emocional es esencial para tener éxito en la vida personal y profesional, ya que nos permite comprender nuestras emociones y las de los demás para mejorar nuestras relaciones.

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Publicación: 16 de Febrero de 2021

Los mejores hábitos para mejorar tu inteligencia emocional

La inteligencia emocional (IE) se concibe como la capacidad que posee un individuo para comprender sus propios sentimientos y el de las personas que les rodean. También, comprende la posibilidad de motivarse y relacionarse adecuadamente con el entorno. En tal sentido, la noción de IE nace frente a la interrogante de por qué existen personas que se adaptan mejor a una situación, en comparación a otras.

¿Por qué hablar de inteligencia emocional?

Trujillo Flores y Rivas Tovar (2005) manifiestan que en las últimas décadas la inteligencia emocional ha adquirido mucha relevancia en los ámbitos educativos, empresariales y sanitarios, entre otros.

La inteligencia emocional ha formado una parte importante en en las últimos años

La inteligencia emocional es esencial para la vida diaria

Los autores e investigadores sostienen que la inteligencia emocional está conformada por metahabilidades que se agrupan en cinco grandes categorías:

  • Conocimiento de las propias emociones: abarca la capacidad del sujeto de conocerse a sí mismo y de conocer sus sentimientos. Por ello, constituye la piedra angular de la IE. Las personas que tienen un conocimiento adecuado de sus emociones suelen manejar mejor su vida.
  • Capacidad para controlar las emociones: constituye las habilidades básicas que permiten reconocer los sentimientos o emociones, además de adecuarlos a cada situación. En este aspecto, cobra relevancia la posibilidad del individuo de tranquilizarse a sí mismo, de evitar la ansiedad o manejar sentimientos de tristeza e irritabilidad exagerada, etc. Este componente es fundamental, dado que facilita recuperarse mucho más rápido de los reveses o contratiempo de la vida.
  • Automotivación: esta dimensión mantiene la atención, creatividad y subordinación a un objetivo esencial, por lo cual el sujeto puede ser capaz de demorar una gratificación o impedir la impulsividad del momento, en pro de un beneficio a largo plazo. “Las personas que tienen esta habilidad suelen ser más productivas y eficaces en todas las empresas que acometen”, recalca Goleman (1995).
  • Reconocimiento de las emociones ajenas: se basa en la posibilidad de ser empático con el resto de las personas que nos rodean, ser altruista o sintonizar con lo que sienten los demás. Quienes desarrollan este componente pueden vincularse mayoritariamente al área sanitaria, docencia, ventas o recursos humanos.
  • Control de las relaciones: comprende la habilidad para relacionarse adecuadamente con los otros y de adaptarse a cualquier situación. “Son las habilidades que subyacen a la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal. Las personas que sobresalen en este tipo de habilidades suelen ser auténticas «estrellas» que tienen éxito en todas las actividades vinculadas a la relación interpersonal” Goleman (1995). Hay quienes pueden dominar sus propios sentimientos, pero no saben lidiar con los sentimientos de los demás, por ejemplo, consolar a alguien en un mal momento.

Es importante destacar que, la inteligencia emocional y el coeficiente intelectual no son conceptos contrapuestos, sino que son distintos. Cada ser humano posee determinada mezcla entre intelecto y emoción, las cuales le permitirán afrontar de manera exitosa cada circunstancia que afronte.

Afrontar las situaciones que nos provee la vida es fundamental

Afrontar los retos emocionales de manera efectiva es crucial

Los enemigos de la inteligencia emocional

En el mundo actual, el desarrollo de la inteligencia emocional posee obstáculos, pues el sujeto constantemente afronta situaciones cotidianas que ponen en riesgo su salud emocional o su estabilidad anímica.

En tal sentido, los principales problemas que ponen en riesgo la inteligencia emocional son:

  • Marginación o problemas sociales: tendencia a la reserva, mal humor, falta de energía, insatisfacción o dependencia a otros.
  • Ansiedad o depresión: presencia de miedos o temores, soledad, excesivas preocupaciones, nerviosismo, tristeza, pensamientos depresivos, búsqueda de la perfección, falta de afecto, etc.
  • Dificultades de atención o de racionamiento: ausencia de la capacidad de prestar atención, impulsividad, problemas para permanecer quieto, dificultades de concentración.
  • Delincuencia o agresividad: relaciones con personas tóxicas, mentiras o engaños, desobediencia en la casa o escuela, mal humor, ser caprichoso, etc.

Goleman (1995) plantea que “ninguno de estos problemas, considerado aisladamente, es lo bastante poderoso como para llamar nuestra atención, pero tomados en conjunto constituyen el claro indicador de la existencia de cambios muy profundos, de un nuevo tipo de veneno que emponzoña a nuestra infancia y que afecta negativamente a su nivel de competencia emocional. Este desasosiego emocional parece ser el precio que han de pagar los jóvenes por la vida moderna”.

Claves para mejorar la inteligencia emocional

La inteligencia emocional es fundamental en la vida moderna, por ello es sumamente vital desarrollar todos los aspectos que le permitan al ser humano mejorar su relación consigo mismo y con los demás.

Debemos desarrollar múltiples aristas a lo largo de nuestras vidas

La autocomprensión es una clave para el crecimiento emocional

Existen algunas recomendaciones o sugerencias que pueden favorecer que el individuo desarrolle y fortalezca su inteligencia emocional, tales como:

  • Concentrarse en los aspectos positivos de uno mismo, en lo que se es capaz de hacer y en los acontecimientos que uno puede controlar
  • Rodearse de gente positiva, pues las relaciones “tóxicas” restan energía y agotan la vitalidad
  • Propiciar la autoregulación de los sentimientos y comprender las necesidades propias. Sin embargo, es necesario pensar bien las cosas antes de actuar impulsivamente
  • Es necesario actuar en sintonía con lo que se siente, pero evitando que las emociones sean las que guíen la vida del sujeto
  • Incentivar constantemente la automotivación para alcanzar las metas propias
  • Desarrollar las habilidades sociales en las relaciones interpersonales y aprender a ser empáticos con el entorno, tener relaciones saludables y estar en sintonía con los sentimientos propios y con los del prójimo
  • Ser capaz de manifestar los sentimientos propios ante los demás
  • Identificar las causas de las emociones y sentimientos
  • Tratar de aprender constantemente y buscar la independencia
  • Ser un pensador crítico, siempre dispuesto a flexibilizar o a cambiar su postura
  • Tener una autoconciencia de lo que le sucede a uno, a sus sentimientos, a sus emociones
  • Ser capaz de establecer límites ante personas, situaciones o impulsos
Establecer límites también es muy importante cuando hablamos de inteligencia emocional

Saber cuándo poner límites es esencial para proteger nuestra salud emocional

Fuentes consultadas

  • Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Editorial Kairós
  • Goleman, D. (2010). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial Kairós
  • Goleman, D. (2015). El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos. B de Books
  • Goleman, D., & Cherniss, C. (2013). Inteligencia emocional en el trabajo: cómo seleccionar y mejorar la inteligencia emocional en individuos, grupos y organizaciones. Editorial Kairós
  • Gómez, M. C. A., & Valencia, J. (2017). “Estrategias para potenciar la inteligencia emocional en educación infantil: aplicación del modelo de Mayer y Salovey”. Tendencias pedagógicas, (30), 175-190
  • Mestre Navas, J. M., & Fernández Berrocal, P. (2009). Manual de inteligencia emocional. Ediciones Pirámide
  • Reina, I. (2009). “La inteligencia emocional en el proceso de enseñanza-aprendizaje: concepto y componentes”. Revista Innovación y experiencias educativas, 14, 1-12
  • Trujillo Flores, M. M., & Rivas Tovar, L. A. (2005). “Orígenes, evolución y modelos de inteligencia emocional”. Innovar, 15(25), 9-24. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/81...

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