Habilidades parentales y crianza
Descubre cómo las habilidades parentales son fundamentales en el desarrollo de los niños y cómo los estilos de crianza pueden influir en su bienestar y crecimiento.
Los estilos de Crianza en niños y sus competencias
En líneas generales, se puede afirmar que las habilidades parentales constituyen las diferentes competencias que desarrollan los padres o representantes en cuanto a las necesidades de resguardo, crianza y protección que poseen los individuos desde su nacimiento.
Las prácticas parentales
Moral (2013), en su artículo Prácticas parentales y percepción del rol en padres adolescentes, destaca que las habilidades parentales están centradas en las conductas o comportamientos específicos que se llevan a cabo con la finalidad de lograr objetivos tales como la crianza, cuidado, protección y, especialmente, la expresión de amor hacia los hijos. En todo caso, el desarrollo de esas prácticas debe apuntar hacia un ejercicio parental sano y eficaz en la cotidianeidad, pues es en ella donde se van formando los valores, creencias, normas o formas de conductas de la relación entre progenitor e hijo.
El amor hacia los hijos es esencial en el desarrollo familiar
Hacia los orígenes del concepto de habilidades parentales
Gustavo Martínez Guadarrama et. al., en el año 2013, plantean que desde la primera década del siglo XXI surgieron estudios en los que se abordaban la crianza, así como los diferentes aspectos que ella conlleva. No obstante, la noción de habilidades parentales ha sido muy vinculada al autor Jorge Barudy. Para él, resulta de gran importancia que los individuos puedan estimular un desarrollo físico y psicológico adecuado.
Sin embargo, en muchas familias pueden no existir las competencias de crianzas adecuadas, por cuanto los progenitores o representantes de los infantes suelen ser individuos con historias de vidas (personales, familiares o sociales) en las que existen antecedentes de maltrato infantil, falta de protección, casos de institucionalización, pérdidas de los familiares, abandono, entre otros.
Balancear el estilo de vida para promover el bienestar
Ante ese panorama, es fundamental la preparación que puedan tener los padres a fin de asumir la crianza de sus hijos y fomentar un sano crecimiento, evitando todo tipo de maltrato, violencia o excesos, además de propiciar una correcta integración del niño en su círculo social.
Crianza y socialización
Desde pequeños, los niños aprenden a socializar a partir de las vivencias y experiencias que van aprendiendo, modelando o desarrollando en su núcleo familiar. Por ello, la relación que se establece entre padres e hijos, es fundamental.
Fomentar relaciones basadas en la confianza y el respeto
La familia se constituye en el sitio por excelencia para desarrollar las prácticas educativas, que serán las que guiarán a los niños o niñas, a fin de lograr desarrollar un estilo propio de socialización.
La familia es la referencia que posee el infante, por lo que su relación con su entorno emocional más próximo, propiciará el desarrollo de las competencias emocionales, así como la manera de afrontar la sociabilidad.
Educación responsable para un futuro lleno de posibilidades
De lo anterior puede deducirse que, de la forma en la que un niño es educado a partir de la norma, autoridad, afecto, control y comunicación, creará su propio modelo de afrontamiento, creencias y conductas.
En ese sentido, dentro de las habilidades parentales resultan fundamentales los siguientes aspectos:
- Las capacidades parentales: son la síntesis de los factores biológicos y hereditarios, pues son moduladas a partir de las experiencias vitales y del contexto sociocultural. Posee cuatro componentes:
- aCapacidad de apego: Son los recursos emotivos, cognitivos y conductuales del padre o cuidador para relacionarse con el niño y responder a sus necesidades.
- bEmpatía: Entendida como la capacidad de ponerse en la posición de los otros.
- cModelos de crianza: Constituyen procesos de aprendizajes con una fuerte determinación sociocultural, que se producen en la familia o en redes sociales primarias.
- dCapacidad de participar en otras redes sociales o de socializar con otras personas de un grupo social.
La función nutriente, educadora y socializadora también forman parte de las habilidades parentales.
Desarrollar habilidades para atender nuestras propias necesidades
Las competencias de los padres suelen agruparse, según Gustavo Martínez Guadarrama et. al., en cinco grandes categorías:
- las habilidades educativas
- la agencia parental
- la autonomía y búsqueda de apoyo social
- las habilidades para la vida personal y de la pareja
- la organización doméstica
Como lo señalan los mencionados autores, “el término competencias es un concepto integrador porque se refiere a la capacidad de las personas para generar y coordinar respuestas (afecto, cognición, comunicación y comportamiento) flexibles y adaptativas a corto y a largo plazo”.
De esa forma, las habilidades parentales implican multidimensionalidad, al integrar cognición, afecto y comportamiento. Además, poseen un carácter bidireccional, por lo que incentivan el ajuste personal y social de las personas a los contextos, y viceversa, lo que el contexto proporciona al individuo durante su crecimiento.
Asimismo, esas competencias pueden ser dinámicas (cambian durante todo el ciclo evolutivo) y contextuales, puesto que todas las acciones se realizan en función del contexto vital, lo que ofrece al individuo la oportunidad de tener nuevos aprendizajes.
¿Cuáles son las directrices para evaluar la habilidad parental?
No existe un manual de “buen papá” o de una “excelente mamá”, pues cada experiencia es única y la paternidad o la maternidad constituye un proceso individual, en el que cada sujeto deberá asumir decisiones, creencias y actitudes en un contexto particular.
Consejos útiles para mejorar las habilidades parentales
No obstante, Budd (2005) en su artículo Assessing parenting capacity in a child welfare context propone una serie de lineamientos para hacer una adecuada evaluación de las competencias parentales. Entre ellos, deben considerarse los siguientes:
- Indagar acerca de las características de la parentalidad y en las relaciones entre los padres-hijos.
- Hacer un análisis funcional de las creencias o conocimientos evolutivos y educativos de los padres, especialmente en lo que respecta a los logros de los hijos y las metas educativas, así como en los comportamientos y habilidades parentales en la cotidianeidad.
- Evaluar evidencias de la existencia de una adecuación parental mínima o resiliente a las necesidades del hijo, aceptando con ello las particularidades del sujeto en cada etapa evolutiva.
Ser consciente de las etapas de desarrollo de nuestros hijos
- Tratar de buscar las fortalezas de los padres, en vez de indagar las debilidades en la relación padre-hijo.
- Buscar que exista una cobertura adecuada de las necesidades propias de los niños durante su etapa evolutiva.
- Identificar el contexto (social, ambiental o histórico) que puede afectar positiva o negativamente la capacidad del individuo en su rol parental.
Finalmente, Budd (2005) agrega que, además, toda evaluación parental debe incluir un pronóstico, así como las recomendaciones a tomar en cuenta en posibles intervenciones, cuyo propósito sea mejorar las competencias de los padres o indicar algunos recursos de utilidad en la relación padre e hijos.
Fuentes consultadas
- Budd, K. S. (2005). “Assessing parenting capacity in a child welfare context”. Children and Youth Services Review, 27(4), 429-444.
- Martínez Guadarrama, G., Estrada, E. R., Van Barneveld, J. O., Villegas, S. S. Z., & Montiel, L. G. V. (2013). “Construcción de una escala de habilidades parentales en madres y padres”. Psicumex, 3(2), 52-61.
- Martínez, O. A., Gallardo, I. G., Molina, C. R., Vladivia, M. L. R., & Órdenes, W. S. (2010). “Evaluación de habilidades parentales, desde profesionales del ámbito del derecho de familia”. Salud & sociedad, 1(3), 186-204.
- Moral de la Rubia, J. (2013). “Prácticas parentales y percepción del rol en padres de adolescentes”. Revista Mexicana de Investigación en Psicología, 6-19.
- Quintana, J. C. M., & Casimiro, E. C. (2009). “Las competencias parentales en contextos de riesgo psicosocial”. Psychosocial Intervention, 18(2), 113-120.
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